Lo de las tetas
Le he visto las tetas a muchos señores.
La primera imagen que me viene a la cabeza es la de Luis Enrique, seleccionador de España, tras perder contra Japón en 2022. Le dedicaba unas palabras a su equipo y atendía a los medios sin camiseta y bebiéndose una lata de cerveza.
Siguiendo con la línea deportiva, mucho más actual, pienso en un Carvajal totalmente desbocado celebrando la victoria en la Eurocopa a pecho descubierto, tras la ristra de cánticos "muy españoles y mucho españoles" y un saludo bastante tímido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Y continuamos con más saludos protocolarios. Qué momento más impresionante cuando el rey Felipe VI entra en el vestuario de la selección Española a felicitar a los "chicos" y Nico Williams le da la mano (este sí) afectuosamente. Y, por supuesto, sin camiseta. Pero claro, está en un vestuario. ¿Qué iba a hacer? ¿Ponérsela? Qué campechano todo.
Por último, no todo (aunque casi) va a ser fútbol. Recuerdo a Ibaka en la portada de un periódico de tirada nacional, levantándose la camiseta bajo el titular "Ibaka se machaca". ¿Es que le pidieron una foto expresa de sus abdominales? Tal vez fueron la clave en la victoria del partido. Quién sabe.
Otros que pasan mucho calor en el desempeño de sus funciones laborales son los cantantes. Raro es el concierto en el que Adam Levine, Justin Bieber o Iggy Pop no muestren su torso desnudo. Tal vez ninguna reconocida marca de ropa se lanza a vestirles y patrocinar así, el evento, y no les queda otra que salir como Dios les trajo al mundo de cintura para arriba. En esto, bien es cierto, los españoles son más recatados. O menos normativos. Quién sabe.
Y como no podía ser de otra forma, encendemos el televisor en pleno prime time y... ¡boom! Otro machaca (y machacón) enseñándonos las tetas. Pablo Motos se desnudaba para sumergirse en una piscina de hielo junto al DJ Steve Aoki, al que también tuvimos la suerte de ver los pezones, bien prominentes por la falta de calor del momento televisivo.
Deportistas, presentadores, cantantes, actores... No lo he pedido, pero ahí estaban sus pezones: en carteles, anuncios, en la televisión, pública y privada, en todo tipo de programación. A todas horas, en todos los canales. Altos, bajos, delgados, gordos, blancos, negros, bronceados, casi translúcidos... Cuerpos más o menos normativos, pero todos con algo en común: eran hombres.
En el 2022 Rigoberta Bandini cantó por primera vez el ahora ya himno para muchas de nosotras Ay mamá. Al año siguiente lo que ocurrió os sorprenderá: Rocío Saiz en las fiestas del Orgullo en Murcia y Amaral en el Sonorama, fueron portada a nivel nacional de todos los medios por haber mostrado sus tetas en el escenario. Suerte de la segunda que, al menos, pudo continuar con el concierto sin ser detenida por la policía. ¿Serían los pezones de Rocío Saiz los primeros en ser descubiertos en tales fiestas? Seguramente...
Vamos ahora a abordar el último y más reciente escándalo de la televisión pública española. Inés Hernand, abogada, creadora de contenido y conductora de varios podcast y programas, entre ellos el Benidorm Fest, fue la protagonista. Durante la fiesta posterior a la celebración de dicho festival, la presentadora se levantaba la camiseta dejando al descubierto su torso desnudo mientras cantaba, con la euforia digna de cualquier celebración, el himno: "no sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas, sin ellas no habría humanidad ni habría belleza". A ella tampoco la detuvo la policía (¡qué suerte!), pero los días posteriores recibió un escarnio demencial, llegando incluso a recibir amenazas de demanda.
Es tan surrealista todo que solo quiero y puedo añadir tres conclusiones a esto. O recomendaciones, para los señores y señoras de bien, que estén ahora mismo enfadados con la televisión pública, Inés Hernand y/o sus tetas:
- No tengáis miedo, son solo unas tetas. Muy parecidas, casi iguales a las de Ibaka, Luis Enrique o Pablo Motos. Tal vez hasta incluso vosotros tengáis tetas, mirad a ver.
- Inés enseñó sus pezones en una fiesta privada, no en la emisión del Benidorm Fest. Esa grabación, por tanto, en honor a la verdad, no está pagada con dinero público. Y, en honor a la verdad también, si hubiera sido así, se me ocurren un montón de cosas que se están haciendo con mi dinero a nivel provincial y estatal que sí deberían enfurecerme. El torso desnudo de Inés, desde luego, no estaría entre ellas...
- Intentad reflexionar un momento: ¿por qué las tetas de ellos sí y nuestras tetas no? Dadme una argumentación válida y prometo analizarla, valorarla y devolverla a la caverna de la que nunca debió salir.
Llevo año y medio amamantando a mi hija. A veces en privado, a veces en público. Reconozco que fantaseo, cual gacela esperando a su presa, con que alguien me increpa por ello, con notar una mala mirada o un susurro crítico. Le saltaría a la yugular. Tengo hasta frases preparadas por si sucede. Pero la realidad es que en todo este tiempo no me ha pasado. Reflexioné un día sobre ello y me alegré, porque significa que algo está cambiando, que ya ha cambiado. Qué loco que tenga que alegrarme e incluso agradecer que no me impidan alimentar a mi hija, ¿no?
Poco a poco vamos saliendo de lo privado y entrando en lo público, y nuestras tetas también. Pero queda todavía mucho. A los hechos (y a este extenso análisis que se me ha ido algo de las manos) me remito.
Inés, si me lees (¿te imaginas?): tienes unas tetas chulísimas.
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